miércoles, 21 de enero de 2009

El Condeduque toma Flandes

Bautizado por muchos como el Condeduque de Olivares aprovechando su apellido, la cabellera más rubia de Calamar Play hizo lo que su predecesor del Siglo de Oro no consiguió. Flandes, esa nación oscura y rebosante de peligros que obsesionó a la corte de Felipe IV se atragantó a los gobernantes hispanos y, salvo rendiciones pintorescas como la de Breda, pocas satisfacciones reportó a nuestros antepasados. Pues bien, un poligonero de pro ha logrado tomar a golpe de espada otra tierra inhóspita y plagada de amenazas. Oliva ha conquistado Calamar Play y se ha convertido en el Maestro entre los maestros.

Sin embargo, su camino hasta el triunfo no ha sido precisamente agradable. Las espinas se han reproducido en forma de olivadas, ese suceso paranormal que obliga al 'rey de la camomila' a mantener la prudencia cuando las matemáticas no le otorgan el ciento por ciento de seguridad. Y aún así, tiembla. Su final con Pepe, paradójicamente, resultó completamente opuesta a su trayectoria en Calamar Play, aunque bien es cierto que supo sobrevivir ante un rival que le superaba ampliamente al comienzo del cara a cara.

Sin embargo, durante el inicio de la batalla otros fueron los protagonistas que se pusieron frente a la artillería, repartida en diez frentes diferentes: Laura, Pepe, Menchero, Mary, Claudio, Miguel, Ángel, Seryis, Oliva y Brumel. Diez titanes peleando por el mismo trono y, el más ansioso por dar espectáculo, fue el propietario del 2-7 offsuited. Suyas fueron las eliminaciones más sonadas y que le valieron para alcanzar la tercera plaza del escalafón, pero le tocó morir contra manos insuperables.

Así, El Profeta y el Condeduque llegaron al final del camino. A un encuentro a cara de perro sobre el fango donde Su Santidad iba por delante con holgura. Oliva no dudó en presionar todo lo que pudo hasta acercarse peligrosamente a su rival, que soñaba con centollos y nécoras mientras esperaba la mano definitiva, ésa que te permite meterle tres cuartos de espada al contrincante sin que le dé tiempo a suspirar pidiendo clemencia.

Cómo no, la mano decisiva llegó. AJ de Pepe contra A-10 de Jesús, que se lanzó en all in sin escudo ni capa para protegerse. Matar o morir, no quedaba otra salida. El Profeta lo vio claro, era su momento. A pesar de contar con una posible pareja del rival, había que jugársela. En ese momento o nunca, porque el bote formado en el preflop no permitiría el retroceso de los cobardes. Y lo aceptó, ni siquiera hizo falta contar, después se ajustarían las cuentas.

Sólo los dieces y rocambolescas escaleras salvaban a Oliva de la hoguera. En concreto, y siguiendo el mapa cartográfico de Poker Stove, aunque algunos renieguen de la Evo-Lución, 72,4% para el Naipes y 27,6% para el aspirante al trono. Pero claro, en Santa Bárbara todo sucede y la magia siempre está presente, sobre todo cuando los dieces caen en el flop.

Al Profeta se le nubló la vista. En lugar de langostas sólo veía un campo de brumas entre los que la figura del Condeduque esperaba para rematar la faena con su colada en la diestra. Con el paje y la reina no tuvo miedo para lanzarse a otro all in tras apuesta del Naipes, que hizo call con una jota y algo insustancial. Los fenómenos paranormales suceden, pero no se multiplican y Oliva tomó su corona. Conquistó el territorio de las olivadas y se convirtió en el Maestro entre los maestros de Calamar Play. Que su reinado sea fructífero.